En una época en la que el cine de terror se vale de sustos artificiales y efectos cada vez más escandalosos, resulta refrescante ver una película que hace todo lo contrario: tensión pura en la imagen con diálogos mínimos (Alfred Hitchcock estaría orgulloso). Esto le valió halagos de la crítica a Un lugar en silencio (A Quiet Place) segundo largometraje dirigido por el actor John Krasinski (a quien seguro reconoces por la versión estadounidense de The Office), y también protagonizado por su esposa, la gran Emily Blunt. Si quieres una gran película de terror y suspenso – y una clase de cómo hacer buen cine – llegaste al lugar correcto.
Después de sorprender con la primera Un lugar en silencio, el cineasta y actor John Krasinski (conocido por su personaje en The Office) regresa al universo apocalíptico de su creación. En Un lugar en silencio: Parte II (A Quiet Place Part II) seguimos los acontecimientos inmediatamente posteriores de lo visto en la primera entrega, con Krasinski haciéndose hueco al inicio del largometraje, para participar en una escena que arranca la respiración con el inicio de la invasión de los monstruos que se guían por el sonido. Tristemente, aquí no hay la misma fuerza y originalidad que vimos antes, y el cineasta no encuentra los medios para sorprender como lo hizo al presentarnos este mundo devastado y en silencio. Incluso queda la duda de si hacía falta una secuela. Sin embargo, esta segunda parte también tiene sus méritos, pues es un entretenimiento auténtico de escapismo puro. El tiempo pasa rápido y hay buenos sustos, incluso si los niños son más aburridos que nunca y Emily Blunt se nota más apagada que en la primera película. A final de cuentas, es buen entretenimiento con su historia de una familia buscando sobrevivir, sumando Cillian Murphy redondeando el elenco con un buen personaje.
Un lugar en silencio: Día uno es una precuela que expande la narrativa de Un lugar en silencio: Día uno.