Con Amor, mentiras y sangre (Love Lies Bleeding), la directora Rose Glass se consolida como una de las grandes promesas del terror y la fantasía. Porque, puede parecer extraño, pero su segunda película es un thriller de crimen y romance que inyecta elementos de Lee más en la crítica completa de Amor, mentiras y sangre.
Basada en la novela homónima de Barry Gifford, Salvaje de corazón (Wild at Heart) es una de las películas más extrañas en la filmografía de David Lynch (que ya es decir), y también una de sus más irregulares, narrativamente hablando. Por ello, no fue muy bien recibida en su momento –a pesar de haber obtenido la prestigiosa Palma de Oro del Festival de Cine de Cannes en 1990–, aunque en retrospectiva ha sido revalorizada como una producción tan característicamente lynchiana (con todo y su Terciopelo azul, su primera colaboración con el director) como la explosiva pareja de amantes, acompañados de un elenco fenomenal que incluye a Willem Dafoe (La última tentación de Cristo), a la madre real de Dern, Diane Ladd (Alicia ya no vive aquí); así como a varios colaboradores regulares de Lynch: Jack Nance (Cabeza borradora), Grace Zabriskie (Twin Peaks), Isabella Rossellini (Terciopelo azul) y Harry Dean Stanton (París, Texas).