Caminos cruzados es una película premiada con el Teddy del Festival de Berlín (que reconoce lo mejor del cine queer), dirigida por el cineasta sueco Levan Akin (Al final bailamos). La trama sigue a una maestra retirada de Georgia determinada a cumplir la última voluntad de su hermana: encontrar a su hija, una mujer trans que huyó al ser rechazada por su familia, y traerla de regreso a casa. Cuando un joven dice conocerla y afirma que ella huyó a Turquía, ambos se embarcan a Estambul para encontrarla. La película se construye sobre dicotomías: es road movie pero también un misterio, sus protagonistas son de diferentes generaciones, el pasado y el presente coexisten incómodos en Estambul y, claro, está la transición entre géneros. Así, la película propone una reflexión sobre la reconciliación y la aceptación –del futuro, de la diferencia, de nosotros mismos–, no sin antes mostrar que también podemos perder el camino. Caminos cruzados.
Del documentalista David (nominado al Oscar por Cómo sobrevivir a una epidemia), La muerte y la vida de Marsha P. Johnson es un documental que podría parecer otro más en el gastado subgénero de crímenes reales, pero su relevancia va mucho más allá de eso. Su sujeto, Marsha P. Johnson, fue una prominente activista por la liberación e igualdad de derechos en la comunidad LGBT desde los sesenta, y aunque la reapertura de la investigación sobre su muerte es el detonante de la filmación, la película ofrece, primero, una mirada a su vida, pasión y personalidad a través de material de archivo y entrevistas con sus conocidos. Segundo, y más allá del morbo alrededor del caso reabierto por la activista Victoria Cruz, el documental arroja luz sobre qué tanto se ha avanzado en materia de igualdad de derechos y, sobre todo, lo mucho que todavía queda por hacer.