Así como es imposible encasillar dentro de conceptos y definiciones concretos a la filmografía de David Lynch, es extremadamente difícil determinar cuál de sus películas es el punto de partida ideal para adentrarse en ella. Para mí, ese punto de partida es 'Terciopelo azul' ('Blue Velvet'), quizá la que más concentra sus intereses estéticos y temáticos en forma más digerible –aunque no menos extraña y perturbadora por ello–. Del mismo modo que lo haría la serie 'Twin Peaks' años más tarde, 'Terciopelo azul' propone un viaje dantesco hacia las profundidades oscuras del estilo de vida estadounidense, detrás de la fachada de vecindarios apacibles con cercas blancas, coloridos jardines y familias unidas, una mirada frontal e impávida a la porquería debajo de las rosas, a una oreja putrefacta.
Basada en la novela homónima de Barry Gifford, Salvaje de corazón (Wild at Heart) es una de las películas más extrañas en la filmografía de David Lynch (que ya es decir), y también una de sus más irregulares, narrativamente hablando. Por ello, no fue muy bien recibida en su momento –a pesar de haber obtenido la prestigiosa Palma de Oro del Festival de Cine de Cannes en 1990–, aunque en retrospectiva ha sido revalorizada como una producción tan característicamente lynchiana (con todo y su Terciopelo azul, su primera colaboración con el director) como la explosiva pareja de amantes, acompañados de un elenco fenomenal que incluye a Willem Dafoe (La última tentación de Cristo), a la madre real de Dern, Diane Ladd (Alicia ya no vive aquí); así como a varios colaboradores regulares de Lynch: Jack Nance (Cabeza borradora), Grace Zabriskie (Twin Peaks), Isabella Rossellini (Terciopelo azul) y Harry Dean Stanton (París, Texas).