Crítica de 'Maestro', de Netflix: una extraña (e intensa) historia de amor 2p29u

Sabía poco sobre Maestro –producción original de Nace una estrella). También sabía que era una producción con una visión artística punzante. Pero no esperaba, de ninguna manera, que fuera una historia de amor.

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Así es: una historia de amor. Maestro, a final de cuentas, no resulta en algo como Amadeus o mostrar el tumulto tras bambalinas de una orquesta, como en la genial Ensayo de orquesta.

Maestro: entre el amor y la pasión 2x6m5i

El enfoque aquí, a lo largo de poco más de dos horas, es mostrar la relación de Bernstein con Felicia Montealegre (Carey Mulligan). Se conocieron en una época en la que Bernstein estaba experimentando al máximo su sexualidad, conociendo y saliendo con todas las personas posibles. Se enamoró. Mejor dicho: amó. El amor es ese sentimiento que perdura, incluso sin pasión. La vida y las emociones de Leonard siguieron adelante, pero el amor quedó.

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Aquí es donde entra toda la complejidad de Maestro. La película trata de hablar sobre este amor que existe, que no es falso, pero que pasa por una prueba complicada: los sentimientos de Leonard, que sigue siendo un hombre al que le encanta enamorarse. Más que eso: a pesar del amor incondicional por Felicia, que no siempre es claro para estos dos personajes, Leonard Bernstein es un hombre que se enamora de otros hombres. ¿Cómo lidiar con todo esto?

Cooper, en su segundo crédito como director después del éxito de Nace una estrella, elige no convertir esto en un dramón, ni en una película que se excede todo el tiempo en emociones. Da mucho lugar a lo implícito, a lo que no se dice en ningún momento, pero que escapa en una escena fragmentada y llena de sombras; una edición que parece desordenada, pero que rebosa sentimiento; para una frase no dicha.

Un mar de insinuaciones 4r5o23

En varios momentos de la película, me descubrí pensando en la última entrega de El justiciero. No es que las películas tengan mucho que ver, o mejor dicho, nada en común en términos de historia. Pero son dos películas que toman la pelota, corren a un ritmo frenético, la colocan en el suelo y dicen: "¡calma, gente! ¡Vamos con calma!". El sentimiento no necesita aflorar todo el tiempo y la historia no siempre tiene que avanzar. Cooper sabe que puede ir al grano.

El final es complejo, lleno de capas. Hay dolor, pero también hay un sentimiento de liberación. La vida continúa. El amor permanece. Pero, ¿y la pasión? No es casualidad el color que predomina al final de la película. Mientras que gran parte de la historia es marrón, casi beige, una de las últimas escenas en una discoteca está bañada en rosa, en rojo. Hay liberación para algo que el protagonista siempre quiso sentir, aunque el dolor siga presente en los colores pálidos que insisten en regresar.

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Cooper, incluso cargado de maquillaje (y que, si hay justicia en el mundo, se llevará el premio de la Academia a Mejor Maquillaje y Peinado), logra desbordar sus emociones. Es confusión, pasión, amor, dolor, sufrimiento. Pero incluso con lo bien que está en escena, no es rival para Mulligan: la actriz de Drive ofrece una de sus mejores interpretaciones (que ya es decir). Contrasta con lo que Leonard está sintiendo, pero al mismo tiempo, hay conexión en sus emociones. Es siempre complejo.

Así, Maestro termina en una nota muy alta. Hay un exceso de lentitud, sí, pero el mensaje y el sentimiento perduran. La película valora la emoción en detrimento del ritmo. Puede ser difícil enfrentar las más de dos horas de producción, pero la recompensa final es positiva. Hay intensidad aquí, incluso en la monotonía. Y ahí radica la belleza del cine.

Maestro llega a cines selectos el 7 de diciembre, y se estrena en Netflix el 20 de diciembre de 2023. 225v2j

Publicado primero en la edición brasileña de Filmelier News.