Puede que se haya inspirado en una simple atracción de un parque de diversiones, pero Piratas del Caribe: La maldición del Perla Negra fue el inicio de una espectacular franquicia de Disney. Esta primera entrega es, por mucho, la mejor de todas, y estableció a otro de los grandes personajes interpretados por Johnny Depp: el capitán Jack Sparrow. Quizá su papel insignia, incluso.
Piratas del Caribe: El cofre de la muerte (Pirates of the Caribbean: Dead Man's Chest) es la segunda película de la franquicia protagonizada por Jack Sparrow. Tras una primera cinta que establece los personajes y el mundo de los piratas, este segundo capítulo finalmente presenta al principal villano de la saga: Davy Jones, una criatura con tentáculos en el rostro brillantemente interpretada mediante captura de movimientos por Bill Nighy. La historia comienza cuando Jack Sparrow (Johnny Depp) intenta recuperar el corazón de Jones para evitar esclavizar su alma a su servicio, pero sus enemigos también buscan el corazón con sus propios planes. El director Gore Verbinski aporta aún más energía a las escenas de acción y sabe cómo mantener al espectador al borde de su asiento, especialmente cuando entrelaza y separa a los personajes a gran velocidad. También destaca el romance siempre complicado entre Elizabeth Swann (Keira Knightley) y Will Turner (Orlando Bloom), que siempre está lleno de chispas.
Piratas del Caribe: En el fin del mundo es el cierre casi perfecto de la trilogía inicial dirigida por Gore Verbinski, mostrando que realmente es una saga de éxito de Disney que sabe jugar con los signos y significados del cine de Hollywood y, sobre todo, respeta los silencios, las transformaciones de los personajes y no tiene miedo de poner puntos finales. En este capítulo, Will Turner (Orlando Bloom) y Elizabeth Swann (Keira Knightley) se dirigen al Oriente en busca de una manera de salvar al capitán Jack Sparrow (Johnny Depp) del Purgatorio de Davy Jones (Bill Nighy), mientras la Compañía de las Indias Orientales usa al Holandés Errante para dominar los mares y acabar con la piratería. Es una película que funciona no solo por el tono enérgico y urgente de la historia, sino principalmente por sorprender al espectador con alianzas inesperadas: como la asociación con el Capitán Hector Barbossa (Geoffrey Rush, siempre genial) y los piratas del Perla Negra. Con la icónica banda sonora de Hans Zimmer, la película amplifica el terror en torno a la figura de Jones, que no es solo un villano buscando venganza—hay algo dramático detrás de su figura, más frágil en esta entrega. Es una película que emociona, conmueve y te hace levantarte del sofá, especialmente en el enfrentamiento final lleno de grandes efectos especiales.
Se podría decir que Piratas del Caribe: Navegando en Aguas Misteriosas (Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides) es la película que casi nadie pidió. Después de una trilogía de éxitos de taquilla muy por encima de la media, Disney insistió en una cuarta película en la saga. Esta vez, Gore Verbinski sale de escena para dar paso al director Rob Marshall, conocido por En el Bosque y Chicago — un cineasta más acostumbrado a los musicales que a películas como esta. En el elenco, la salida de Orlando Bloom, Keira Knightley y Bill Nighy da paso a Penélope Cruz e Ian McShane, quienes acompañan a Jack Sparrow (Johnny Depp) y Barbossa (Geoffrey Rush) en una búsqueda para encontrar la fuente de la juventud, hasta descubrir que Barbanegra (McShane) y su hija (Cruz) también la buscan. Es una película mucho menos emocionante y divertida que las anteriores, sin esa magia ya conocida, aunque aún trae algo de chispa. Se puede disfrutar y maravillarse con parte de este mundo, que comienza a tener un tono de urgencia hacia su final. El destaque es Rush, quien interpreta a un Barbossa menos cínico y más emocional.
Piratas del Caribe: La venganza de Salazar (Pirates of the Caribbean: Dead Men Tell No Tales) es la quinta y más agotadora (y agotada) película de la franquicia. Dirigida por Joachim Rønning y Espen Sandberg (ambos de La aventura de Kon-Tiki), la película intenta traer de vuelta a personajes antiguos, como el Will Turner de Orlando Bloom, mientras presenta a nuevos actores como Javier Bardem como el Capitán Salazar y Kaya Scodelario como Carina Smyth. La realidad es que se nota que los actores veteranos ya están cansados: parecen menos naturales y menos divertidos que en las películas anteriores. Cabe mencionar que durante el rodaje de este quinto capítulo, Depp atravesaba la caída de su carrera debido a su divorcio con la también actriz Amber Heard. Así, es una conclusión algo torcida, ya que cierra algunas tramas pero deja otras abiertas para una sexta película que nunca existió. Al menos uno puede divertirse con el siempre inspirado Geoffrey Rush y, sobre todo, con el villano seductor interpretado por Bardem. Un final agridulce, pero que aún conserva algo de lo que fue Piratas del Caribe en el fondo.
